
La práctica:
La oración puede ser un camino de reconectar con lo que nos han dicho que no existe, y que es en realidad lo que eres más allá de tu cuerpo.
Como dirían algunos maestros: No somos cuerpos viviendo una experiencia espiritual, sino seres espirituales viviendo en cuerpos. La oración es un llamado, normalmente en circunstancias adversas, a la ayuda de nuestra sabiduria más elevada, de lo que intuimos puede ayudarnos: nuestro ser superior, el origen de lo que somos “aquí abajo”.
Muchas personas sin saberlo, cuando rezan u oran en realidad están haciendo eso. Pedirse ayuda a si mismos, a la parte de ellos más sabia en comunión con Dios, el creador, el infinito, o como cada uno desee llamarlo.
Objetivo:
Orar es algo muy íntimo, es un diálogo contigo mismo y con Dios. Es tu conversación con el, que vive en tu parte más elevada, esa que sueles olvidar que existe y que está deseando que la conozcas.
Por tanto orar es también conectar con esta conciencia más allá del “personaje” de tu vida, el abogado, el arquitecto, Juan, Pedro o María, y sus circunstancias vitales. Es ponerte en manos de tu parte más sabia, tu luz más excelsa, para que te guíe y si, también te ayude cuando lo necesites.
Orar no es una practica exclusiva de las religiones ni de experiencias místicas o ascéticas.Realmente es algo muy sencillo y muy humano. Es un deseo puro de elevar nuestro ser hacia su origen, su naturaleza divina o espiritual. De donde obtendremos la fuerza, luz y cualidades que necesitamos “aquí abajo” ,en la materia.
Duración:
Una oración puede durar tanto como desees o necesites, pero esta práctica es corta y sencilla. 3 minutos.
Notas:
Puedes escuchar la práctica con auriculares, o sin estos. Recuerda siempre usar unos que no sean muy avanzados para evitar interferencias electromagnéticas nocivas (blue tooth,etc). Mejor usar unos sencillos.